Las llamadas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs), con el tiempo han ido introduciendo nuevas formas de gestión en muchas entidades, es así como también han irrumpido en la forma de gobierno de muchos países. En este escenario surgen conceptos como Democracia Digital y Gobierno Digital, dos conceptos ligados que dicen relación de cómo los gobiernos y ciudadanos se encuentran utilizando las TICs, como una alternativa válida a la hora de generar nuevas y nuevos ciudadanos, los que estarían más y mejor informados, al acceder a nuevos contenidos y conocimientos que permiten empoderarles, en tanto una mayor información les permite definir una opinión y definición más clara de sus decisiones en cuanto a incidir en las decisiones que le sean posible en los diferentes niveles del Estado.
El concepto global de democracia necesita de alinear sus intereses hacia las nuevas tecnologías, aprovechando su instantaneidad que favorece los espacios de decisión de los Estados, para ello es fundamental también buscar otras estrategias que permitan atraer la atención a las generaciones que les resulta natural el uso de tecnologías, en esto se debe trabajar por mejorar la propia democracia, en términos de transparencia y probidad, lo cual constituye el único camino para darle sentido al verdadero poder ciudadano.
La vigilancia respecto al desempaño de actores e instituciones públicas, podría resultar un verdadero incentivo para empoderar a la sociedad civil, puesto que con esto se abren espacios para construir una legítima beligerancia contra los males que aquejan a las alicaídas democracias a nivel global.
Reconociendo que uno de los principales problemas de democracia está dado por la escasa participación, comprometiendo su legitimidad principalmente de la democracia deliberativa que predomina en todo el mundo, por lo tanto, el concepto de democracia digital cobra relevancia a la hora de enfrentar la insatisfacción que presentan las nuevas generaciones, donde el gobierno de las mayorías para todos se ha transformado en el gobierno de las minorías por los altas tasas de abstención ciudadanas a todo nivel.
En este escenario, es fundamental preparar de mejor forma a las instituciones públicas, a los actores sociales y políticos, en aras de entregar plataformas interactivas que puedan entregar respuestas ágiles y concretas sobre los requerimientos ciudadanos, que resultan cada vez más exigentes, bajo el fundamento de que un mejor control de la gran diversidad de actos administrativos públicos deben avanzar cada vez más hacia una transparencia más activa, para dar una real garantía democrática estatal.
Si abocamos la mirada hacia América Latina, en diferentes estudios ha sido conocida como una de las regiones más desiguales en términos sociales, cargando con el flagelo de la pobreza por mucho tiempo, sin embargo, en términos de accesibilidad a las tecnologías constituye el tercer mercado regional más grande del mundo, con una alta tasa de acceso al internet que sobrepasa el promedio mundial.
Uno de los factores que mayormente ha influido en el avance de una democracia digital está dada por el surgimiento de los llamados “Gobiernos Abiertos”, una tendencia mundial que aparece en el año 2011, donde los gobiernos se comprometen a establecer parámetros que impulsan aspectos como la transparencia, multidireccionalidad, la colaboración, acercando sus objetivos hacia una mayor participación de ciudadanos en procesos decisionales públicos. En esta línea los países que han incorporados procesos de participación electrónica que más han destacado en América Latina son Brasil, Colombia, México y Perú, según el estudio realizado por el Centro de Ciencias Sociales WZB de Berlín realizado en el año 2017.
En definitiva y como se puede apreciar, América Latina como en muchos otros países uno de los grandes flageles están dados por las grandes desigualdades relacionadas con la capacidad de generar ingresos, por lo que una democracia digital requiere focalizar en dos puntos importantes, uno que se refiere a los ciudadanos y que tiene relación con mejorar los índices de alfabetización digital y dos establecer decisivos planes para mejorar los índices de conectividad hacia lugares apartados de los centros urbanos, todo lo anterior para darle sentido a una mejor democracia.